«Esta tarde... no estabas tú»

7 dic 2022

Fue el primer jugador de fútbol a escala mundial. Pasó de ser campeón en 1947 con River Plate y con la Selección Argentina, a formar parte del elenco estelar del Ballet Azul de Millonarios en Colombia que fue tricampeón en 1949, 50 y 52, marcando 90 goles en 101 partidos. Y fue tan notable su actuación frente al Real Madrid en uno de esos encuentros que resultó en que saltara de continente en 1953 para ocupar el centro del ataque de aquel renombrado club español.

Fue allí donde Alfredo di Stéfano, «la Saeta Rubia», dio inicio al ciclo más brillante que jugador alguno haya tenido en un equipo. Ganó 10 títulos, se adjudicó dos veces el Balón de Oro, y fue cinco veces el máximo goleador de la temporada. Su cuota de 418 goles en total en 518 partidos oficiales contribuyó a que el equipo blanco de la capital española ganara, una tras otra, las primeras cinco ediciones de la Copa de Campeones de Europa entre 1956 y 1960, ocho Ligas de España entre 1954 y 1964, y la primera Copa Intercontinental en 1960.

Por si todo eso fuera poco, en calidad de director técnico en 1971 sacó campeón de la Liga Española al Valencia. Y de vuelta en su natal Buenos Aires, llegó a ser el único director técnico en la historia de Argentina en ganar el Campeonato Nacional con los dos clubes más reconocidos y de mayor rivalidad: el Boca Juniors en 1969, y el River Plate en 1981.1

 Durante la temporada de 1996-97, habiendo pasado de ser director técnico a ser asesor de la Presidencia del Real Madrid, Di Stéfano veía y evaluaba desde el palco los partidos. Tras la derrota de su equipo una tarde en que cayó un aguacero, disgustado por lo mucho que uno de sus volantes demoraba en volver a posiciones defensivas, se lo recriminó con su característica ironía, cantándole la atinada letra de la canción de Armando Manzanero que dice: «Esta tarde vi llover, / vi gente correr, / y no estabas tú...»2

Es que cuando a «la Saeta» le preguntaban cuál era su puesto en la cancha, el solía responder: «Mi quinta mide 110 por 70.»3 ¡Y en esa quinta corría como una gacela y jugaba como un genio!

Como uno de sus personajes favoritos era Martín Fierro, la revista argentina El Gráfico declaró que, tal «como lo quería Martín Fierro», don Alfredo, que acababa de cumplir los setenta años, «seguía representando un grande que... fue “toro en su rodeo y torazo en rodeo ajeno”».4

Así como Di Stéfano amó a tal grado el fútbol que erigió en el fondo de su casa un monumento a la pelota con la inscripción: «Gracias, vieja», determinemos nosotros amar a tal grado a Dios nuestro Creador que le erijamos un monumento en el fondo de nuestro corazón que diga: «Gracias, Padre celestial. ¡Tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos!»5


1 Daniel Guiñazú, «Gracias, Alfredo», Diario Página 12, 8 julio 2014 <https://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/8-250247-2014-07-08.html> En línea 21 julio 2022; Alfredo di Stéfano (con la colaboración de Enrique Ortego y Alfredo Relaño), Gracias, vieja: Las memorias del mayor mito del fútbol (Madrid: Grupo Santillana de Ediciones, 2000), pp. 397-99.
2 Di Stéfano, Gracias, vieja, pp, pp. 397-400; Diego Torres, «El sueño del pibe», Diario El País, 7 julio 2014 <https://elpais.com/deportes/2014/07/07/actualidad/1404745189_852097.html> En línea 21 julio 2022; Carlos Matallanas, «Esta tarde vi llover», Leyendas balompédicas: Di Stéfano, Diario El Confidencial, 3 enero 2006 <http://matador.elconfidencial.com/2006/01/leyendas-balompdicas-di-stfano.html> En línea 19 julio 2022.
3 Guiñazú
4 Di Stéfano, Gracias, vieja, pp. 57,166,355.
5 Guiñazú; Mt 6:9,13
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